La reforma laboral ha acelerado la destrucción de empleo y el deterioro de las condiciones de trabajo

La reforma laboral ha acelerado la destrucción de empleo y el deterioro de las condiciones de trabajo

Jueves 7 de noviembre de 2013

 

Con la reforma laboral, el Gobierno dijo que su objetivo era la creación de empleo. Pero lo cierto es que, según pone de manifiesto el informe "Los efectos de la Reforma Laboral sobre el empleo" elaborado por CCOO, en el año de aplicación de la reforma laboral se han destruido en España más de 630.000 empleos. "Los efectos de la reforma son perversos en términos cuantitativos pero, sobre todo, cualitativos", se señala, pues ha reducido, al facilitar y abaratar el procedimiento del despido, el número de asalariados y asalariadas con empleo estable y con derechos.

 

En el año de aplicación de la reforma laboral se han destruido en España más de 630.000 empleos, una cifra que en si misma constata el fracaso del nuevo marco normativo en lo que, formalmente, era su principal objetivo.

 

La reforma del 2012 ha agravado los efectos que, sobre la actividad y el empleo, tienen la estrategia de austeridad extrema, el ajuste fiscal duro y las reformas antisociales iniciadas a partir de mayo de 2010. Desde entonces, la economía española está en recesión y hemos perdido más de 1,5 millones de puestos de trabajo. De la leve recuperación que siguió a la gran recesión de 2009, hemos vuelto a lo más duro de la crisis después de aplicar esa estrategia. Por lo tanto, es imprescindible y urgente un cambio de rumbo.

 

La reforma laboral está teniendo efectos perversos en el mercado de trabajo. Son la recesión y el ajuste lo que destruye empleo, pero con la nueva reforma laboral esa pérdida se concentra en los asalariados. Todos los puestos de trabajo perdidos desde su aplicación estaban ocupados por personas asalariadas. Por el contrario, en ese mismo tiempo aumentó el número de empresarios y autónomos.

 

La calidad del empleo se está deteriorando gravemente con la reforma, porque abaratar el despido ha provocado un cambio en el modelo de ajuste de las empresas, que ahora, además de no renovar contratos temporales, reducen sus plantillas fijas.

 

El deterioro también se manifiesta en una intensa sustitución de trabajo asalariado a tiempo completo por contratos a tiempo parcial; una situación no deseada, en la gran mayoría de los casos, por las personas, no solo por la reducción proporcional del salario sino porque, por desgracia, en nuestro país se concentran muchas prácticas irregulares en la jornada parcial.

 

La reforma laboral ha facilitado el instrumento necesario para materializar las políticas de recortes en los servicios públicos, que sufren una caída del empleo sin precedentes en nuestra historia reciente. Si en la fase inicial de la crisis el sector público actuaba como un estabilizador de la ocupación, ahora destruye empleo a un ritmo superior al del sector privado, lo que da como resultado que el empleo asalariado total haya caído más que nunca en los últimos dos años.

 

No es cierto que la reforma esté ocasionando un cambio de tendencia en la destrucción del empleo. Al contrario, en el segundo trimestre de 2013 se registró la mayor destrucción de empleo asalariado de carácter indefinido desde que en 2008 estalló la crisis. Los cuatro trimestres transcurridos desde que se empezó a aplicar la reforma son los peores de toda la historia reciente. La ralentización en la caída del empleo total es solo una apariencia formal porque esconde las transformaciones que deterioran el mercado de trabajo, el aumento del empleo autónomo, la sustitución del trabajo a jornada completa por el de tiempo parcial y otras formas de precariedad laboral.

 

Tampoco es cierto que la reforma laboral esté ralentizando la destrucción de empleo ante caídas similares del PIB. A lo que está conduciendo es a una intensa quiebra de la calidad del empleo asalariado. La aparente menor caída del empleo asalariado es en realidad una mayor destrucción cuando se introducen elementos claves como la estabilidad o la duración de la jornada.
 

Los efectos de la reforma son perversos en términos cuantitativos pero, sobre todo, cualitativos, pues se reduce de forma acelerada el núcleo de la clase trabajadora, la que tiene empleo estable y con derechos.

 

 

No dejes de visitar:

www.ccoo.es/csccoo/menu.do